La celebración de Valentina comenzó muy temprano, con un recorrido en una elegante limosina junto a sus amigos. Entre risas, música y paradas especiales para sesiones fotográficas, disfrutaron de un viaje lleno de momentos inolvidables antes de llegar a una de las más espectaculares haciendas de la región.
Después de la ceremonia religiosa, en la plazoleta principal se realizó el brindis. Tras las emotivas palabras de su padre y el tradicional “¡salud!”, el cielo se iluminó con una impresionante descarga de pirotecnia que marcó el inicio de una noche mágica.
La fiesta fue un derroche de tecnología, luces y espectaculares shows en la miniteca. Entre música, baile y alegría, la noche se hizo corta para vivir un momento tan hermoso que quedará grabado para siempre en el corazón de Valentina y de todos los presentes.











